Órbita SOLARIS 11 de diciembre de 2022

¿Por qué un libro sobre Alain Resnais?

Alain Resnais

Dice Jean-Michel Frodon, en su prólogo para el libro Alain Resnais. Los entresijos de la memoria: «las películas de Alain Resnais no reproducen el funcionamiento de los discos duros y los procesadores, al contrario, contienen una crítica a estos mecanismos que ocupan un lugar tan importante en el mundo contemporáneo». Con estas palabras del que fuera director de la revista de cine más famosa del mundo, Cahiers du Cinema, de golpe, Resnais se vuelve un subversivo, todo un inesperado revolucionario que Frodon nos propone como estrategia, o como excusa, para pensar nuestro cine contemporáneo… y hasta algunas lógicas de la vida digital en la que nos encontramos.

Una memoria que no funciona como nuestros discos duros, es decir, que no funciona como nosotros desearíamos que lo hiciera. ¿Recuerdan aquel inquietante y revelador episodio de Black Mirror, titulado «Toda tu historia» («The Entire History of You»), en el que los humanos podían recuperar de su memoria la grabación exacta de cualquiera de sus experiencias pasadas? La distopía de Black Mirror, reivindica sin saberlo al mejor Resnais, y nos obliga a preguntarnos por la etiología de nuestra precaria capacidad para recuperar fielmente experiencias pasadas. Quizás no fuera el primero que lo hizo, pero el cine de Resnais esbozó respuestas, varias y nutridas, para estas preguntas que se vuelven prácticamente antropológicas. Solo por esto, quizás ya urja pensarnos desde Resnais, desde las sensaciones que nos dejaron películas como Muriel, como Je t’aime, Je t’aime, Providence o El año pasado en Marienbad. Resnais decidió pensar y explorar los sentidos de la memoria y sus procesos, perdiéndose en sus aparentes errores, pensando el porqué de sus pliegues. Y es que acaso en sus films emergiera la intuición de un sentido antropológico, que equipare las deficiencias de la memoria con cierta clase de adaptación filogenética, como si se tratara de una habilidad, y no un defecto. Los errores de la memoria cobran la forma de un olvido, (¡tan necesario!), una transformación (¡tan práctica!) o un desplazamiento con el que hacer de la vida un mundo distinto del mero choque con lo real y sus hechos a menudo ingobernables; acaso, entonces, anduviera Resnais pensando el modo cómo nuestra memoria evoluciona para hacernos más humanos, la vida más soportable, y hasta nosotros mismos más vivibles

En un mundo empeñado en resolver para siempre los defectos de la memoria, urge volver a Resnais para cuestionar el objetivo. No para evitar su advenimiento, pues ya hemos aprendido que las conquistas tecnológicas siguen al deseo con una firmeza insoslayable, y que son totalmente inevitables, pero sí al menos para ser conscientes de la pérdida, y quizás con ello ser más capaces de sobrellevar a los demás y perdonarnos a nosotros mismos, por los errores de la memoria que son tesoro, refugio y fuentes de sentido. 

También conviene recordar el cine de Resnais por haber proporcionado a los cinéfilos algunos paradigmas cinematográficos absolutamente inolvidables. De hecho, imágenes como la de los geométricos jardines de El año pasado en Marienbad (1961), son objeto de homenaje intertextual en multitud de películas, a veces de forma expresa, y en ocasiones de forma velada, como en aquellas imágenes en las que Ramona (Sabrina Ferilli) y Jep Gambardella (Toni Servillo) caminaban por bellos jardines romanos, al término de su artístico periplo nocturno por los palacios más hermosos de Roma (en La gran belleza de Sorrentino, 2013). La subversiva forma cómo Resnais reordena los tiempos y los supedita a una duda sobre la solidez de la realidad misma, es prácticamente ya una de las características esenciales y definitorias del cine posmoderno; y remite al cine de muchos directores contemporáneos, como al del propio Charlie Kaufman, donde la cuestión sobrevuela todo el tiempo en películas como Synecdoche, New York (2008). Por no acordarnos de la potencia y la pregnancia con la que el imaginario de Hiroshima, mon amour, cuyo guion fue escrito nada menos que por Marguerite Duras, se ha incorporado a la historia cinéfila alzando la imagen de Emmanuelle Riva como un icono de cierta problemática del amor, un amor lastrado por las cicatrices del pasado, que en el film de Resnais alcanza resonancias civilizatorias, pero que también ha dejado su huella en la historia del cine romántico, junto a otras obras relevantes de este género.

Hace falta volver al cine de Alain Resnais. Así lo pensó también Nobuhiro Suwa, que en el año 2001 ya se hizo consciente de esta responsabilidad, y con su film H Story, jugó a reflexionar en torno al evento que fue un film como Hiroshima, mon amour (1959), consciente de que allí había pasado algo, que algo del nuevo mundo que se estaba inaugurando, había quedado escrito, como una exhortación al futuro, a los espectadores que somos hoy, y que con los acontecimientos internacionales actuales no hace sino que actualizarse y volverse aún más vigente. H Story sería la prueba de todos los eventos, las alertas y los temblores que se agitaron en la explosión de Hiroshima, mon amour, prueba de que el film dejó para siempre una huella también en el arte. Urge sintonizar de nuevo con su anhelo sordo, porque quizás sigamos necesitándolo, volver a pensarlo en los tiempos actuales. 

Alain Resnais también empujó más que nadie el modo cómo evolucionó la puesta en escena más teatral, pero pensada para las imágenes del cine. No en vano, la suya es una transición radical, entre las imágenes documentales de, por ejemplo, Noche y niebla (Nuit et brouillard, 1956), el documental sobre el horror de los campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial, hasta ese grupo de últimos films, o no tan últimos, pues la deriva surgió bastante antes del final, en la que las películas articulaban deliberadamente el efecto consciente del artificio teatral. Muchos han sido los directores que se han adentrado por ese género híbrido, como Roman Polanski o Ingmar Bergman, pero pocos han sido los que lo han pensado y ensayado con tanta inercia y compromiso, como un recurso que, en su deseo de artificio, adquiere el sentido de un recurso profundamente diegético.

Por estas y por otras razones, conviene no dejar atrás a este cineasta fundamental, demasiadas veces a la sombra de los Truffaut, Godard o Rohmer, las caras más mediáticas de la nouvelle vague. ‘SOLARIS, Textos de cine’ publica el libro Alain Resnais. Los entresijos de la memoria. El volumen, formado por los artículos de varios autores de cine y pensadores de la imagen, está coordinado por Carlos Tejeda, Israel Paredes y Raúl Álvarez.